¿Has sentido miedo (o lo sientes actualmente), en el periodo de tiempo que llevamos desde que se presentó en nuestras vidas la pandemia del Covid -19? Me refiero al miedo paralizante, no al precautorio. Independientemente de ello, o del grado de miedo que puedas sentir ¿consideras que tu estrés ha aumentado, o incluso sigue aumentando por momentos? ¿Duermes peor, tienes desordenes alimenticios que no tenías, cierto nivel de irritabilidad? Pues lo más probable es que estés sufriendo el efecto de la incertidumbre.
La necesidad de seguridad, de sentirse protegido y a salvo está en el segundo nivel de la pirámide de necesidades de Maslow. Justo por encima encima de las fisiológicas esenciales. Sentirse seguro significa no sentir miedo, considerando a este como el resultante de una amenaza real o imaginaria que percibimos.
Obviamente todo este asunto del Covid-19 ha generado una dosis importante de miedo que ha calado en todos los estratos de la sociedad. No solo en la porción de nuestra vida puramente relativa a nuestra salud, sino también en la laboral y en la de las relaciones y de responsabilidad con nuestro entorno. Como ejemplo, muchos padres temen que sus hijos tengan retrasos en la educación o no hayan recibido la adecuada, debido a la forzada ausencia de las clases que se ha producido desde marzo.
Sabemos también que un efecto psicológico del miedo es disparar la necesidad de control. De sentir como algo por encima de nosotros controla la situación. Delegamos esa responsabilidad individual en “papá estado, comunidad, policía, etc…” y renunciamos a nuestro propio poder de afrontar nuestro miedo a través de la responsabilidad y la precaución propia. Nos convertimos en individuos indefensos buscando que un ente superior haga lo necesario por protegernos.
Lo peor de todo esto es que hay quien incluso lleva a cabo acciones que ayudan a ese control social. Los llamados “policías de balcón” (por cierto, saludo a mi amigo Alex Rico y su colega Daniel Braceli, que han hecho una webserie divertidísima sobre estos personajes), los que algunos denominamos “Agentes Smith” de las redes, exponiendo constantemente un amplísimo catálogo de fotos desde ángulos imposibles para demostrar un teórico incivismo de los ciudadanos, o bien remesas interminables de cifras, gráficos, estudios y demás armas de infoxicación masiva, siempre en un tono sombrío, reforzando el discurso del miedo, como modernos agoreros del apocalipsis. Y esto, claro, lo aprovecha el establishment para, con la complicidad de algunos de los medios de comunicación, ejercer de paso control político. Véase el caso de China, sin ir más lejos.
La necesidad de convivencia con la incertidumbre
El caso es que el miedo y la incertidumbre se retroalimentan. La incertidumbre hace aumentar el miedo, que genera más sensación de incertidumbre, que a su vez dispara el miedo… Lo real es que hoy esa incertidumbre existe a causa de la pandemia. Y también lo real es que es cierto que hay que saber convivir con ella. Pero esto, desafortunadamente, no está al alcance de cualquiera, por la propia característica de la incertidumbre de pertenecer al campo de lo desconocido y, por ello, estar fuera de nuestro control.
Más ejemplos reales, de estos días, más o menos serios, pero todos tocados por la incertidumbre: Incertidumbre por si el niño podrá quedarse o no a comer en el colegio, con lo que eso significa a nivel de organización de los padres y las consecuencias posibles, si alguien que cumple años podrá celebrarlo, porque se excede el numero de personas autorizado para reunirse, si podemos o no aprovechar la magnífica oferta de fin de semana de ese hotel rural porque no nos fiamos de que la limpieza pueda no ser absoluta…
El ser humano necesita hacer planes. Tener objetivos o retos para el futuro. Y eso es, muchas veces, la causa que nos motiva a hacer cosas en el presente. Sin saber si podremos o no llevar a cabo lo que queremos hacer debido a la situación, aunque sea algo tan simple como planificar una cena con amigos, nuestros esquemas se desestabilizan. Nuestro sistema de motivación para construir el futuro se desmonta.
La única arma para luchar con la incertidumbre del futuro es precisamente crearlo. Y eso está a nuestro alcance con la PNL.
El miedo aumenta las posibilidades de contagio
Interpretamos lo que recibimos con nuestros códigos internos (que tenemos almacenados desde los nueve años) y una colección adquirida en el tiempo de numerosas creencias y juicios, bajo el efecto del bombardeo combinado de gobiernos, medios de comunicación y “Agentes Smith”. Se dispara la negatividad y empezamos a hablarnos interna y externamente de una forma negativa o negando posibilidades.
Hace poco estuve en la peluquería a la que puntualmente voy cada mes. Es innegable que todas las restricciones les han causado un sinfín de problemas, empezando por un cierre prolongado, pero recuerdo que en veinte minutos que duró mi corte de pelo escuché un repertorio interminable de negatividad en forma de quejas, negación de las propias capacidades y pesimismo extremo. A eso me refería en el párrafo anterior. Miedo sobre miedo. Capas de miedo acumulándose y bloqueando cualquier posibilidad de opción.
Nuestra mente recoge todo, almacena todo y además actúa “como si”. Sí, la incertidumbre causa miedo y estrés. El cerebro nos pondrá el cuerpo en modo estrés (malas digestiones, mal sueño, pero sobre todo dejará el sistema inmunológico absolutamente incontrolado. O quedará casi desconectado o inundará el cuerpo de cortisol, citoquinas y otros químicos que precisamente no nos hacen bien). Curioso. El miedo para “protegerse” de la amenaza del virus, resulta que descontrola el sistema inmunológico. El miedo aumenta las posibilidades de contagio.
El trabajo de creación del futuro
Lo único que podemos hacer es desactivar todos esos archivos implantados que generan respuestas automáticas. Hablarse de otra forma, para que mente perciba otra cosa. Cambiar los pensamientos y haciéndolo, sacar al cerebro del modo de supervivencia y ponerlo en el modo de aprendizaje, para que en lugar de bloqueos y limitaciones, se perciban oportunidades.
Si insistimos a nuestro cerebro sobre que tenemos opciones, este se centrará en buscarlas, es así de sencillo. Hay un sistema cerebral denominado sistema de activación reticular ascendente (SRAA o SARA) que se encarga de eso. Es el responsable de que una embarazada solo vea embarazadas por la calle o de que si sueñas con un determinado coche lo veas a todas horas. Quieres algo y se lo dices a tu cerebro, y el sistema fija su atención en mostrártelo. Habitualmente se te pasaría aunque tu cerebro también lo registra, pero si no es en ese momento importante para ti, simplemente no lo verás. Mantiene el estado de alerta sobre lo que te interesa, Y de igual modo que, si se lo indicas, fijará tu atención en los peligros de la pandemia, lo hará sobre las oportunidades , si es que también se lo indicas. Así funciona.
Por tanto, se debe planificar independientemente de lo que pase, obviando la incertidumbre que verdaderamente existe ¿Es esto realista? Nadie dice que no existan problemas y muy serios. Sería estúpido negarlo. Pero en todas las crisis de la humanidad, en todas, hay personas que han dado pasos hacia adelante porque seguían planificando y diciéndole a su mente en que se tenía que focalizar ¿Por qué te niegas de inicio el derecho a ser tu una de esas personas?
Esto requiere responsabilidad. Obviamente sobre tu entorno, pero sobre todo sobre ti misma, sobre ti mismo. De lo contrario estas cerrándote, haciendo el juego al miedo con el que tanto quieres acabar. La PNL tiene todas las herramientas para que puedas asumir esa responsabilidad.
Por eso ahora es importante que pienses en ti. Yo te puedo ayudar, pero solo si tú quieres. De nada vale el coaching, la PNL, ni el Método ON si tú no quieres cambiar. Si prefieres el miedo y vivir una espiral que no puede conducir a nada bueno. Por eso, sea yo u otras personas, hazme el favor de despertar y ponerte en manos de alguien que te saque de ahí.
Y ten en cuenta que nada está perdido. Nunca. Ahora mismo, si quieres, puedes contactarme en esta misma web. Concertaremos una cita y te atenderé yo personalmente y sin ningún compromiso. Media hora en la que hablaremos de como te sientes, de tus miedos y te indicaré como podrías llegar a resolverlos.
Espero que tomes la decisión y empieces a construir tu futuro. Sin miedos. Ponte en ON.
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