Hace poco, en una de las formaciones que habitualmente imparto y hablando de la dificultad que suponían las creencias limitantes para una buena autoestima, una participante me hizo la siguiente observación:
– “Soy consciente que hay cosas en las que me veo limitada y he intentado muchas veces vencer esa limitación. Pero siempre me encuentro con una vocecilla en mi interior que me dice que no voy a poder”.
Ante mi pregunta de si había probado a encontrar razones lógicas y objetivas que sostuvieran sus razonamientos, su respuesta fue:
– “Se que lo que pienso, mi limitación, no es cierta. Entre otras cosas porque nunca he probado a hacer de manera efectiva eso en lo que me veo limitada. Pero aun sabiendo que no es real, no consigo quitarme de la cabeza los razonamientos de mi vocecilla interior. Hay algo que me dice que debo continuar así. Tal y como estoy”.
La reflexión sobre el particular es absolutamente lógica y todos, en mayor o menor medida, en algunas o muchas ocasiones, no hemos tenido éxito en acabar con esas “vocecillas” que nos dicen que no podemos, o no sabemos o no somos dignos de algo, y que nos “aconsejan” dejar las cosas como están. Hay creencias que limitan y creencias que se convierten en verdades absolutas… solo para nosotros, claro.
Una creencia limitante puede ser beneficiosa
En otros post de este blog he comentado muchas cosas acerca de cómo vamos adquiriendo estas creencias que se “invisibilizan” hasta formar parte de nuestra realidad. Frecuentemente empleo la expresión “invisibles”, porque las integramos de tal manera que las hacemos formar parte de nuestro carácter. Mas de uno me ha oído decir (o me ha leído) aquello de que “literalmente nos creemos que somos así“.
Gran parte de esas creencias (las más profundas, las de nuestro “núcleo duro”) se adhieren a nosotros respondiendo a una necesidad esencial: protegernos. Esto es, cumplen una función protectora, tienen una intención positiva ¿Sorpresa? No tanta.
El hecho que algo que limita (y hace que surjan sentimientos y emociones, habitualmente negativas y/o desagradables alrededor de esa limitación), pueda cumplir una misión de protección y resultar positivo para nosotros, puede resultar cuanto menos chocante, pero la realidad es que así es.
Detrás de muchas limitaciones, de muchos comportamientos alrededor del “no puedo” , “no consigo” o “no soy capaz”, que dejan traslucir evidentes creencias limitantes, hay un beneficio que responde a la pregunta “¿Y si no fuera yo así, que me pasaría?“.
La realidad es que ese beneficio, derive de protección, motivación o apoyo, es el que hace que mantengamos la creencia, aún evitando que llevemos a cabo nuestras aspiraciones.
Un ejemplo sería el evitar la ansiedad que se pudiera sentir al buscar una entidad que nos de un crédito para iniciar una actividad de negocio y tener que demostrar la viabilidad del mismo. Ante ese síntoma, muchos harían suya la frase “Yo nunca podré tener un negocio propio porque se que ningún banco me dará el dinero que necesito”. Así que limitadxs, pero tranquilxs…
¿Y entonces? ¿Nunca vamos a poder quitarnos ciertas creencias de encima?
Ni mucho menos. Aunque cumplan una función protectora, las creencias siempre van a poder sustituirse por otras que no sean limitantes y que mantengan esa misma función. hay muchos métodos, pero quizá el más concreto y efectivo, bajo mi punto de vista, sea el enunciado por Robert Dilts como “Cambio de creencias”.
Mediante este método, trabajamos con la persona que desea cambiar sus creencias limitantes llevando a cabo una serie de pasos precisos, que desarrollan un proceso.
Primero, a partir del comportamiento concreto hay que encontrar la creencia limitante. Limitante, lógicamente debido a su influencia negativa.
Un caso concreto con el que trabajé fue el de una persona con sobrepeso. Su comportamiento era iniciar sucesivas dietas y abandonarlas. A partir de ese hecho concreto, en el diálogo interno de la persona aparecían las siguientes afirmaciones:
- “Por más que lo intento, no consigo adelgazar“
- “En las dietas se pasa hambre“
- “Hago dieta, continúo engordando y cada vez siento más tristeza y menos autoestima“
Pero ¿de qué le estaba protegiendo exactamente esa creencia?
Ese fue el segundo e importante paso, encontrar cual era la intención positiva o beneficio de la creencia limitante, puesto que la que la sustituyera debería mantener ese grado de protección/beneficio.
La creencia le estaba protegiendo de sentirse atractiva. La persona en cuestión tenía una extremada timidez y había desarrollado miedo a ser mirada. Sus kilos de más eran su protección, puesto que no la hacían deseable y de esa forma se sentía segura. Todo ello confluía en evitar que sufriera ansiedad por ser observada.
El problema es que esa ansiedad se trasladaba a otros aspectos de su vida, como el profesional, pues comenzó a pensar que al no ser agraciada físicamente, no iba a poder desarrollar su trabajo correctamente, al hacerlo de cara al público.
¿ Y como trabajamos para eliminarla?
Así pues, empezamos a trabajar a partir de la creencia opuesta a la limitante, evaluamos que posibles mejoras se darían si esa creencia fuera la que sustituyera a la anterior y si habría posibles dificultades para integrarla. Finalizamos con un plan de acción detallado incluyendo foco, tiempos, energía, medios y capacidades para conseguir esa integración.
(Ejemplo: Creencia opuesta, “Hay dietas concretas en las que no se pasa en ningún momento hambre“; Posible mejora, “Me permite adelgazar sin ansiedad y sentirme cada vez mejor” ; Dificultades, “No conozco esas dietas, Tendría que informarme o acudir a nutricionistas“)
Hasta aquí el proceso del cambio de creencias. Para reforzar ese plan de acción e ir construyendo una nueva realidad, ayudo a la persona a construir un manifiesto personal, que se llama genéricamente “sermón”.
Este consta de una declaración de intenciones de cambio y acciones para concretarlo, que día a día el cliente debe recitar, para que la mente “escuche” y cree nuevas conexiones neuronales que sustituyan a las anteriores de la vieja creencia, pero esa explicación será objeto de otro post más adelante.
¿Y tú? ¿Eres consciente ahora de si estás experimentando creencias limitantes? ¿Fácilmente te vienen a la cabeza bloqueos y dificultades sobre deseos que te gustaría realizar? ¿Es importante para ti transformar tus limitaciones en posibilidades?
Como siempre te indico, si es así, hablemos.
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