Recuerdo una mesa redonda a la que en su día asistí, en la que junto a otros profesionales debatimos sobre cómo el coaching y la formación constituían la base más sólida para iniciar un emprendimiento. A partir de ese recuerdo, se me ha ocurrido reflexionar sobre el valor real que tiene el coaching para la mayor parte del tejido industrial de este país, es decir, pymes,  micropymes y profesionales autónomos.

Es sabido que, hasta la fecha, el coaching ha sido una herramienta empleada en su mayoría por empresas grandes, multinacionales en su gran mayoría. Fundamentalmente para que sus directivos, ejecutivos y en menor medida equipos, hayan asumido los cambios que imponen una economía y mercados cada vez más globalizados.

En cambio, gran parte de la mediana empresa y prácticamente la totalidad de la pequeña y el profesional autónomo, aún no han accedido a la misma, dándose la circunstancia que, para la inmensa mayoría, es prácticamente desconocida hasta el punto de no saber exactamente no ya que aporta o como se usa, sino incluso hasta que es, qué es lo que significa.

Lo que sí que es cierto, o al menos eso he podido comprobar a través de la experiencia, es que el coaching funciona mejor, con mucha más efectividad, en una pyme o micropyme y sobre todo con un profesional autónomo que en una gran empresa (y allí funciona desde luego muy bien) ¿Por qué exactamente?

Pues porque va aplicado directamente, en una inmensa mayoría de los casos, sobre el principal motor del negocio. Es decir, su dueño/a, o en su caso la persona o personas más cercanas al mismo/a. Esto es, los que realmente “tiran del carro”.

A estas alturas, la mitad de los lectores dirán: ¿Y si es tan bueno, porqué no se está usando ya?, y la otra mitad podría (normalmente poniendo gesto circunspecto) contestar: “No se usa porque…:

  1. Se puede usar solo para temas de grandes empresas y multinacionales.
  2. Es caro.
  3. Hay otras cosas/problemas más importantes en la pyme o el negocio individual que deben atenderse día a día

Pues rápidamente intentaré contestar a las tres objeciones de la misma manera que lo hago habitualmente cuando me las plantean en la realidad, en las diferentes reuniones de negocio que tengo:

  1. Ya lo he dicho y justificado anteriormente: Funciona mejor comparativamente en empresas pequeñas y profesionales autónomos (y lo he comprobado).
  2. El factor “caro”, es relativo cuando se mide comparativamente por el valor del aporte que genera la inversión efectuada.  En este caso, más concretamente por la velocidad del retorno de la misma,  por la celeridad con la que se alcanza el famoso ROI.

El proceso de coaching en pymes, micropymes y profesionales autónomos, se traduce de una forma directa y rápida en la cuenta de resultados, disminuyendo el tiempo efectivo de aplicación del  mismo y reduciéndose sensiblemente el coste (menos sesiones) con respecto a una empresa grande donde los cambios tardan más en llegar, aunque solo sea por su estructura mucho mas compleja. El ROI ,en este caso y sin necesidad de cálculos teóricos, se “ve” casi instantáneamente.

En ese sentido, el dinero invertido en coaching es una de las inversiones más seguras: ¿Quien debe tomar las decisiones correctas para ahorrar costes, ser competitivo y vender más en las pymes, micropymes o profesionales autónomos? En definitiva, ¿quién toma las decisiones cruciales, las que hacen que el negocio salga adelante o no, las que directamente se convierten en ingresos o en pérdidas?

Además, digámoslo muy claramente: Hoy se barajan precios muy diferentes de los que se manejan y manejaban en empresas grandes, porque nadie tira piedras contra su propio tejado y el mercado es el mercado. O sea, que tampoco es para tanto.

3. El día a día que lo envuelve todo y no deja tiempo para nada, unido a la creencia en que la pequeña empresa y el autónomo deben vivir con esa cadencia cortoplacista y mañana Dios dirá. Bueno, es la gran excusa por antonomasia frente al cambio ¿no? Aquí la contestación es simple: Hay gente que NO “está” en esa idea y SÍ se prepara para los cambios que constantemente hay que hacer.

Siempre llevará ventaja, camino andado, entrenamiento hecho. Hay una gran frase de Karen Lamb que dice: “Dentro de un año usted pudiera desear el haber comenzado hoy“. Si ponemos la excusa del cortoplacismo lo seguro es que alguien tomará la delantera, sin duda.

Crecer requiere creatividad, recursos propios, gestionar cambios y avanzar de forma decidida con una hoja de ruta perfectamente diseñada. Crear consciencia de uno mismo y de su entorno y poner(se) en acción. Eso es (con mayúsculas) el coaching.

¿Quien puede decir que la pyme, la micropyme y el profesional autónomo no necesitan y no tienen a su alcance el Coaching?