En bastantes procesos de coaching que he realizado, muchas personas me desvelan un anhelo muy común. Se cuestionan, cuando no directamente están ya dedicadas a ello, la forma de buscar la relación ideal.
Aclaro que no tiene que ver el tipo de coaching que estemos haciendo, sea éste de ámbito empresarial o estrictamente personal. Suelo decir que las personas somos personas en la empresa y en la vida. Yo no he visto (todavía) que nadie fuera capaz de disociar e independizar claramente donde empieza una y termina otra.
Pues el asunto de buscar la relación ideal se reproduce con periodicidad casi matemática. Cuando alguien revisa su vida, revisa todo (revisar no implica cuestionar). Lo que pasa es que muchas personas me confiesan que no encuentran su relación ideal por más que la busquen.
Mi pregunta es casi automática, de lo repetida : “¿Qué significa una relación ideal para tí?“.
Entonces suelen producirse silencios más o menos prolongados. Y a continuación una colección de vaguedades, generalizaciones, expectativas no realistas e incluso manifestaciones evidentes de ciertas carencias que se pretenden paliar, inconscientemente, con la otra persona.
¿Y en qué consiste una relación ideal?
Una relación “ideal”, sería aquella en la que el número de coincidencias en los comportamientos (o la tolerancia a los comportamientos de la otra persona) está en un porcentaje alto. Y por alto, entiendo al menos un 80-85%. Hay un 15-20% en el que nunca se coincide (dato de pura estadística casera) y ahí hay que aplicar otro tipo de cosas, como la flexibilidad o la empatía.
Bien. Y para encontrar una relación ideal o saber si puede serlo ¿que debería hacerse? ¿que se debería buscar?
Hay unas cuantas respuestas, pero creo sinceramente que una de las más exactas es esta: Buscar personas con valores similares o muy parecidos a los tuyos, o bien personas que coincidan contigo en los valores que debe tener una relación en común. En este segundo caso ya no son los valores individuales los que se ponen en juego, sino los de ambos, los que deben imperar y definir los comportamientos comunes en la relación. Bajo mi punto de vista esta sería la idea más exacta.
Los valores son el puente entre lo que creemos y cómo nos comportamos, no lo olvides. Por eso es tan importante definir los valores en común que deben sustentar la relación.
Pero cuidado, porque los valores pueden significar cosas diferentes
Sí, cuidado. Para que todo esto encaje, tienes que preguntar qué es lo que la otra persona esperaría de tí a la hora de que le demostraras con tus comportamientos si estás honrando tal o cual valor, que para esa persona fuera importantísimo. Por ejemplo, si uno de sus valores irrenunciables es la lealtad, tendrás que preguntar cómo esperaría esa otra persona que te comportaras tú cuando le demostraras esa lealtad. Porque lo que te diga no tiene por qué coincidir con lo que significa para tí ese mismo valor.
Por supuesto, análogamente esta pregunta tendrá que ser realizada por tí a la inversa, con tus valores. La otra persona debería de saber, en correspondencia, qué es lo que esperas tú de ella cuando se comporte conforme a tus valores irrenunciables, con qué comportamientos concretos va a honrarlos.
Es la única forma de que ambos tengáis claro que hay un buen punto de partida para encontrar ese número de coincidencias, que den luz a una relación ideal o cercana a lo ideal. A través de vuestros valores. Y esto reza para cualquier tipo de relación cercana, amorosa, de amistad o profesional.
Deja tu comentario